Dos mejores amigas deben enfrentarse a la crueldad de sus familias. Separadas por una muerte, cegadas por el miedo y el rencor... Yermina y Lucacia conocerán la maldad del mundo, y el amor.Capítulo uno.En la época medieval, en un famoso reino llamado Deira, la familia real descansaba en su morada.El castillo se encontraba en silencio, excepto por las risas agudas de dos pequeñas que jugaban escondidas de todos los adultos.Yermina, la joven princesita de 12 años de edad, se divertía con su mejor amiga; Lucacia. La pequeña hija de la servidumbre del castillo.Su amistad no era muy aceptaba por las familias, pero aquellas dos niñas se querían con tanta pureza y alegría, que nadie fue capaz de separarlas.Ellas no conocían lo que eran Las Clases Sociales, ellas solo pasaban sus tardes entre bromas y muñecas vestidas con largos trajes de seda.Cuando el sol se estaba ocultando tras los paredones que rodeaban el castillo, un repentino y horroso sonido acabó con la paz en todo el lugar.— ¡Un ataque! ¡Un ataque! ¡El reino vecino nos ataca! —.Los gritos desesperados hicieron eco en las paredes de piedra, y las lágrimas y el sufrimiento inundaron los corazones de todos los habitantes de Deira.Aquella tarde, en aquel reino, justamente en ese castillo, muchas vidas fueron arrebatadas por los conflictos entre familias de la realeza.Y esa tarde, en aquel lugar, la vida de una dulce e inocente niña había sido arruinada para siempre.Los padres de Lucacia, fallecieron en el incidente.Seis años más tarde.El rencor y el odio se acentaron con firmeza en ese maltratado corazón, Lucacia lloró a mares la muerte de su única familia, y si no fuera por el apoyo de su mejor amiga, nadie sabría en qué habría terminado su vida.Era un día por la mañana, una reunión entre los integrantes de la familia noble se llevaba a cabo en el salón principal del castillo. La imponente y gruesa voz del Rey se escuchaba perfectamente en todo el lugar, y su amada esposa y amada hija, solo se dedicaban a escucharlo sin rechistar.— Hemos decidido hacer un trato con el reino vecino, para evitar nuevos conflictos y para beneficio de nuestra economía... —El silencio aturdió de alguna manera a las presentes.— Vas a casarte con Santian, el príncipe del reino Estanglia... y vivirás allá, para que la relación sea totalmente seria —.Las palabras del corpulento hombre fueron directas y sencillas. Ninguna de las dos mujeres podía oponerse a esa orden, ni madre ni hija podían acotar en contra, ni defender algún derecho que por ahí, en esa época, no existía.A pasos apurados y duros, Yermina había salido enojada de aquella habitación.— ¿¡Cómo mi padre es capaz de hacerme esto!? ¿Qué? ¿Acaso no le importa que su única hija se case con un estúpido príncipe desconocido? —.Las palabras bruscas de la joven salían sin piedad de sus labios, y su mejor amiga, solo de dedicaba a reír por el enojo de la otra.A los pocos minutos, cuando la euforia de la muchacha había bajado considerablemente, Lucacia se atrevió a preguntar.— ¿Con quién vas a casarte, Yermi? —.Y en ese momento, la princesa de largo cabello castaño entró en consciencia de qué iba a pasar con su vida. Los ojos marrones de la chica se abrieron en demasia, iba a ser separada de su familia, de su amiga, de todo lo que había hecho con su vida hasta entonces. Las primeras lágrimas de frustración cayeron ante la mirada incrédula de Lucacia, que por instinto corrió a abrazar a su hermana de corazón.— Lu... quieren que me case con... con el hijo de esos malditos. Con el príncipe estangliano —.El abrazo fue roto en el mismo segundo en que esas palabras salieron y se perdieron en el aire.Hijo. Reino. Príncipe. Estanglia. Sus padres. Muerte.Todos los recuerdos dolorosos llegaron a la mente de Lucacia de golpe, todo el rencor y todo lo que tuvo que pasar por culpa de esos se amontonó con fuerza, golpeando de forma salvaje en su cabeza, y atormentando con crueldad a su corazón.Los llamados de Yermina no llegaban a oídos de su amiga, la joven de piel tostada estaba simplemente en trance, negando en su mente todo lo que acababa de escuchar.— No es posible, Yermina. No, no podes casarte con él. ¡No podes ir a ese lugar! ¡ELLOS MATARON A MIS PADRES! A MI ÚNICA FAMILIA. NO PODES HACERME ESO —.Las manos de la princesa temblaban por el miedo, ella no quería herir a su amiga, no quería ser separada de su hogar. Intentaba hablar, articular alguna frase que tenga el suficiente sentido y los suficientes fundamentos para calmar a Lucacia, pero nada llegaba a su cabeza. Solo eran palabras sueltas, incoherentes. Se estaba desesperando poco a poco, y al ver que la ira de la otra chica no bajaba, sentía el miedo correr por sus venas; y la ansiedad carcomer su interior.— Porfavor... no te enojes, no quiero hacerlo, no quiero ese matrimonio... pero es decisión de mi padre, y por más que intente gritarle al mundo, no puedo oponerme a él... Perdóname, Lucacia —.Y no hubo más gritos, ni más temblores, ni más peleas. La amistad de años fue rota por el corazón lastimado de una joven, y las palabras ya no hicieron falta en ese momento, todo había sido dicho con la última mirada de respulsión que le dedicó Lucacia a Yermina al alejarse totalmente de ella y de su antigua vida.Los meses pasaron tortuosamente lento después de eso, la hija de los reyes fue enviada con su "futuro marido", y la pobre huérfana se dedicó a vagar por las calles del reino, en busca de algo o alguien que le devuelva todo lo que había perdido hace años.Capítulo dos.Volviendo seis años atrás, en el reino vecino, Estanglia.Tres pequeños niños corrían por los largos pasillos de un gran castillo.Alexan, príncipe de Estanglia, con su corta melena negra que rozaba sus delicados hombros, y aquel par de ojos tan radiantes color tierra.Ian, de contextura delgada, sus salvajes hebras rubias ceniza se enroscaban entre sí y cubrían con totalidad su cabeza, sus pequeños ojos eran similares a los de su amigo.Y Garique, un tierno muchachito de estatura promedio, hijo de la plebe; cabello castaño y ojos del mismo color. La sonrisa alegre del niño llegaría a calar hasta el más frío corazón.— ¡Vamos, Alexan, corre más rápido que hasta mi abuelita te alcanza! —.La voz chillona de Ian llegaba como flechas en el débil corazón del niño, que corría desesperado en un vago intento de atrapar a sus amigos.— Uh, este príncipe es muy delicadooo. ¡Más rápido, hombre! —.Esta vez las burlas llegaron por parte de Garique. Otro golpe más para el alma de Alexan, otra pequeña piedra de dolor a la pila que crecía en su interior. Otra punzada más que dolía demasiado, y no tenía explicación.— Ya... ya, chicos. No pu-puedo correr más... —Agitado, cansado, lastimado, maltratado. Alexan se detuvo en medio del pasillo, apoyando sus manos en las rodillas y dejando que el aire que tanto le hacía falta ingrese a sus pulmones en gran cantidad.Un golpe impactó en su espalda con fuerza, y después las risas inundaron todo el lugar.El heredero del trono se hizo una pequeña bolita en el suelo, más dolorido que antes, intentando calmar el ardor que se expandía por toda su espalda y que quemaba con crueldad sus pulmones.Sonrió de lado, sarcástico, burlándose también de sí mismo; y cuando al fin logró ponerse de pie, se despidió secamente de sus amigos y corrió a encerrarse en su inmensa y solitaria habitación.Recién ahí se permitió llorar.Explotar y expulsar todo lo que retenía frente a sus "mejores amigos".Abrazó una almohada blanca como las nubes y lloró, lloró como cada noche. Simplemente dejó que por un momento, el que hable sea su herido corazón.Los años también pasaron para estos tres chicos.Seis exactamente, ya a sus 18 años de edad, era el momento de que Alexan tome su puesto en el trono. Liderando el reino.La amistad de aquellos muchachos siguió igual que como empezó.Las lágrimas del adolescente hebras tierra ya casi ni se veían, pero su alma seguía dolida, acumulando poco a poco un desagradable sentimiento que con el pasar del tiempo; no podría ser contenido nunca más.Ian se volvió aún más apegado a Garique, y como mejores amigos leales que eran, se dedicaron a burlar y aislar al pobre Alexan.Pero eso al príncipe no le importó demasiado, porque la agradable noticia de que estaba comprometido llegó a sus oídos un día.El actual Rey le confirmó que se casaría con una damisella llamada Yermina Corthfuoco, del reino vecino, y que ella se mudaría a su palacio.Ansioso, estaba sumamente ansioso, jamás había visto a la muchacha, y los nervios dominaban todo su cuerpo.Expectante, bajó por las anchas escaleras del castillo cuando le avisaron sobre la llegada de la familia real. Se asomó por las inmensas puertas de madera, como un niño pequeño: curioso y feliz.Capítulo tres. La noble familia Corthfuoco llegaba a Estanglia.El carruaje real, bañado completamente en oro, era manejado por un chico de rostro infantil. De aproximadamente 16 años, vestía una camisa negra dos talles más grande la que el muchacho de cabellos negros necesitaría y unos pantalones verde musgo, sentado al frente del carruaje, manejaba con astucia y habilidad a los caballos.Una pequeña charla entre ambos jóvenes se creó en el transcurso del viaje. Al parecer, Yermina y ese chico, llamado Zalziques, tenían más cosas en común de lo que nadie habría imaginado jamás. Risas, bromas y hasta algún empujón amistoso fue visto entre los dos. No se supo exactamente cuántos minutos tardaron en llegar.La pequeña puerta del carruaje fue abierta por Zalziques, y lo primero en aparecer fue la suave tela del vestido azul oscuro de Yermina. Con unos zapatos bajos de charol, un corsét negro con diminutos diamantes y capas y capas de seda azul sobre ella, la joven princesa pisó por primera vez las tierras que la acogerían por el resto de sus días.Los ojos de tono azabache del herededo miraban con nerviosismo a la chica, sus manos temblaban, y repentinamente sintió la necesidad de correr y presentarse frente a ella, olvidando toda estúpida formalidad.Los pasos cortos y temerosos de Yermina se acercaban a la entrada del palacio, los reyes de Deira iban delante de ella, guiándola, manteniendo una especie de barrera emocional para su hija, que aún no estaba preparada para tal compromiso.Lourdes y Juan, padres de Alexan, les dieron la bienvenida a Marcela y a Gustavo. Un apretón de manos entre los hombres, dos besos en las mejillas entre las mujeres, y miradas curiosas entre los jóvenes adolescentes. Todos pasaron por los imponentes pasillos del lugar, Yermina miraba con fascinación las cosas que decoraban aquellas paredes tan exageradamente altas. Todo le parecía sorprendente, todo era tan disitnto a su casa, a su castillo. Aquellas dos señoras sí que tenían gustos distintos en lo que a decoración respecta.Tazas de té, platos de porcelana, manteles color crema, una mesa demasiado larga. Así se fue la tarde para aquellas dos familias, y así misma cayó la primera noche para la próxima reina de Estanglia.Zalziques ya había bajado todo el equipaje, y las sirvientas del Rey ya habían ordenado todas las prendas en los respectivos muebles, perchas, cajones.Para ese momento, Yermina solo se dedicaba a inspeccionar minuciosamente su nueva habitación.Una gran cama se encontraba en medio, con sábanas impresionantemente limpias y muchos almohadones decorando todo. Un tocador de madera estaba en la parte izquierda del cuarto, el gran espejo que portaba reflejó a Yermina, y por un momento su alma dejó su cuerpo. Al recordar todo lo que abandonó para estar ahí, al pensar que no conocía a nadie, y que sus padres la dejarían sola con personas malvadas que arrebataban la vida de la gente inocente. Una lágrima lastimera rodó por su pecosa mejilla, le herida de Lucacia seguía fresca, su corazón seguía llorando y ahogándose en la agonía que perder a una amiga, a su única mejor amiga, le provocó.Los golpes en la puerta de la pieza la sacaron de su ensoñación, limpió con brusquedad su rostro y giró a ver al intruso. El príncipe. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, por pura cortesía.— Buenas noches, princesa. ¿Se siente a gusto con su nuevo aposento? —.Ella asintió aún sonriendo y dio un par de pasos en dirección al príncipe.— Gracias por darme la bienvenida, joven Alexan, espero que nuestra relación sea próspera y que podamos llevarnos bien —.La falsa sonrisa de la chica, y su mirada herida, casi vacía; hicieron dudar al de ebras negras. Aunque sus modales siempre iban primero y de todas formas le devolvió la sonrisa y asintió en respuesta. La charla quedó atascada en esas insignificantes palabras, y ninguno de los dos buscó sacar otro tema de conversación. El llamado de una de las mucamas alertó a los jóvenes, ya era la hora de la primera cena real entre los prometidos...De esta forma pasaron las primeras dos semanas, Yermina no tenía ánimos de conocer más al príncipe, y él, tímido y temeroso no podía entablar una charla extensa con la desdichada muchacha.La tensión era fácilmente palpable en aquel castillo, y los padres de Alexan preferían no meterse en la estancada relación de esos chicos. Como su matrimonio también había sido arreglado por las familiares nobles, ellos entendían lo extraño e incómodo que resultaba vivir con un completo desconocido.Una noche la esperanza comenzó a crecer con fuerza en el corazón del noble chico de ojos negros. Cuando mantuvo la primera charla seria con su prometida, sentados en el gran patio del palacio, mirando las hermosas estrellas en el despejado cielo. E imaginando cómo serían sus vidas si todo hubiese sido diferente.Yermina había dejado escapar un pesado suspiro y se permitió compartir un pedacito de sus dolores con él. — Hace muchos años, yo tenía una mejor amiga, su nombre es Lucacia y nuestra relación era tan fuerte que nunca pensé que se terminaría —.Otro suspiro se perdió en el aire de esa noche, y la atenta mirada de Alexan no se quiso despegar de la figura desolada de Yermina a su lado.— Siendo sincera, joven príncipe, hace un tiempo hubo un ataque a mi reino; su padre fue el culpable... y ese día se fueron muchas personas, incluyendo a los padres de mi antigua amiga —.Los labios ajenos se abrieron ante la sorpresa, no se esperaba tal declaración, había sido ignorante de las disputas familiares en las que su padre se envolvía.Y así terminó su primera conversación, dos semanas después de conocerse, seguía existiendo una pesada tensión en el ambiente.Capítulo 4.La vida en las calles no era para nada sencilla, había muchos peligros, y hasta tenías que luchar demasiado por conseguir un poco de comida al día. Pero Lucacia no se quejaba, ya que nunca había conocido en realidad lo que era "Una buena vida".La joven de piel canela se había vuelto un ser cargado de odio, y como escape a su sufrimiento, dedicó todos sus días y sus noches, a armar un escrupuloso plan.Su nueva meta, su único objetivo en la vida, sería destruir al reino que le quitó a su familia.Y en oscuros callejones, sobre viejos trapos sucios, entre maleantes y ladrones, transcurrieron los últimos meses para aquella chica.Muchas veces había dejado vagar a sus pensamientos en el recuerdo de Yermina, pero intentaba borrarlos rápido, esa traidora no tendría que haberse considerado jamás su amiga. Cada vez que el nombre de la princesa llegaba a su mente, Lucacia apretaba con fuerza sus puños, sintiéndose impotente; y maldecía en voz alta a todo lo que había sucedido con ellas, con sus padres, con toda su vida. Esa madrugada, mientras recogía sus pocas ropas y las guardaba en una cartera de tela, estuvo cien por siento consentrada en repasar cada paso de su plan..Salir del Reino sin ser vista..Atravesar el Gran Bosque, y los Lagos Gemelos Oscuros..Entrar al castillo..Matar al príncipe. Bastante improvisado, pero muy pensado a la vez, Lucacia de todas forma emprendió viaje a Estanglia.Exactamente dos horas tardó en salir del territorio deirano, tuvo que escabullirse entre guardias y piedras muy altas, apiladas una sobre la otra. Tuvo que traspasar un mullido bosque de grandes pinos, y sus danzarines pies saltaron de roca en roca para cruzar un arollo.Minuto tras minuto, el cansancio se acumulaba en sus músculos, poniéndolos tensos y esforzando su cuerpo al máximo.Segundo tras segundo, un metro nuevo se agregaba a la lista de: Pasados.Hora tras hora, el destino se acercaba a ella con lentitud y paso firme.De un momento a otro, su estómago hizo un ruido escandaloso y chistoso. Tenía hambre. Suspiró, detenerse a cazar la retrasaría.Pero, rayos, tenía que alimentarse o se desmayaría antes de siquiera llegar al territorio estangliano.Miró a los lados, buscando con suma atención algo comestible, y para su suerte; un pequeño árbol de moras violetas se encontraba a pocos metros de ella.Pasos rápidos, movimientos ansiosos, agarró con torpeza unos cuantos frutos y volvió a seguir su camino. Aún le faltaba salir del Gran Bosque y pasar los lagos. Las horas se seguían apilando con cada pie que ponía sobre el suelo, la suela de sus zapatos de cuero se hundía levemente en la tierra, sus brazos se balanceaban en conjunto a sus piernas, y la mirada encendida en ansiedad y odio adornaba sus delicados ojos.Se despidió del bosque levantando su dedo medio y sacándole la lengua a la nada misma. Pegó un pequeño saltito de alegría al ver a lo lejos la silueta del reino vecino.— Pronto nos encontraremos, príncipe Santian... —Susurró siniestra, su voz salió algo ronca y cansada, pero firme y amenazante a la vez.Los Lagos Gemelos Oscuros se posaron frente a sus ojos. Un chasquido de fastidio resonó en todo el lugar, el silencio era hasta asfixiante, y la determinación seguía aumentando en el cuerpo de la chica.Aferró mejor el bolso que cargaba y tomó dos moras, las llevó a su boca y las apretó entre sus dientes con furia.— Bueno, es una linda madrugada para navegar... —Dijo con sarcasmo. Y un tronco viejo y hueco sirvió de balza para le adulta joven. Quien también tomó una gran rama de madera seca como remo.Una vez en el primer lago, usó una parte del conocimiento que adquirió en las calles y manejó el pequeño bote con destreza.Sí, aunque parezca raro, en el Reino Deira había canales. Y si los conocías al pie de la letra, podían servirte como escape perfecto. Aunque, tenías que saber dominar aguas turbias.Unas cuantas remadas más tarde, la tranquilidad del lago fue perturbada, y el alerta de peligro se activó dentro de la muchacha.Grandes olas se interpusieron en su rango de visión, una extraña y espesa neblila tapó todo a su al rededor y los nervios inundaron el corazón de Lucacia.Un grito desgarrador resonó en toda la superficie del lago, el viento azotaba con fuerza contra el agua, y la balza de la chica se movía descontrolada.Por un segundo tuvo miedo, un miedo que quemaba todo su cuerpo y que le generaba escalofríos. Sus párpados se cerraron e inspiró profundo, erradicando cada temor y trayendo armonía a su sistema.Unas suaves palabras fueron pronunciadas, para nadie en concreto y para todo en general.— Ranny suran yamarpag —.Sus ojos se mantenían cerrados, y sus manos empezaron a moverse rozando las turbulentas aguas negras.Un grito.Una voz grave maldiciendo se esfumaba entre la bruma.Otro grito.La voz de Lucacia respondió con otra frase inentendible.Un tercer grito.Los ojos de la joven se abrieron de par en par, rojos como el mismísimo fuego, ardiendo como el mismísimo infierno.Las tormentosas olas desaparecieron repentinamente, y el viento dejó de soplar en ese mismo momento.Una sonrisa victoriosa se dibujó en sus finos labios, y siguió su camino con total tranquilad por las profundas y negras aguas del lago.El sol amenazaba con aparecer en el horizonte, escondido entre altos árboles y reflejándose en la oscura mancha negra de agua que era el primer Lago Gemelo Oscuro.Ya casi lo pasaba, ya casi llegaba, solo un poco más; necesitaba resistir solo un par de horas más y podría demostrarle al mundo de qué estaba hecha.La punta de sus dedos picaba por la ansiedad de llegar de una vez a Estanglia, y los engranes en su cabeza se movían en perfecta sincronización y velocidad.Su sueño se estaba por volver realidad, sus más oscuros deseos se estaban por cumplir ante sus ojos.Un canal conectaba ambos lagos gemelos, y la pequeña balza de Lucacia penetró aquellas alocadas aguas sin problema alguno. Las traspasó con poca dificultad y entró de una vez al segundo pozo inmenso de agua negra.— Esto fue más fácil de lo que hubiera pensado... —Susurró con desconfianza la joven con sed de venganza.Cuando sus palabras se mezclaron con la neblina que la rodeaba, un fuerte rayo hizo acto de presencia. — Mi gran bocota y yo... —Dijo con amargura, mientras golpeaba con algo de fuerza su frente y hechaba una rápida mirada a todo lo que había a su al rededor.Otro rayo, uno más fuerte y ruidoso, más temible e imponente.El tercero, que azotó contra la orilla del lago.— ¿Cómo mierda pueden caer rayos si el cielo está despejado? ¡No me molesten! —.Le gritó a las inexistentes nubes, frustrada y enojada. Se giró en su lugar y pronunció otra frase en ese idioma extraño. Su voz no se escuchaba, pero sus delgados labios se movían con rapidez y seguridad.Nuevamente, los seres malignos del lago le temieron, el aura que emanaba ese cuerpo femenino era escalofriante. Y ningún espíritu, por más protector del lago que fuese, se atrevió a interferir en los planes de aquella muchacha.Dos horas extrañamente rápidas se esfumaron entre los dedos de Lucacia, y cuando quiso volver a repasar su plan maestro, ya se encontraba en los árboles que rodeaban el castillo real de Estanglia. Sus pasos eran lentos y silenciosos, infiltrándose entre ramas y troncos frondosos, el silencio por las mañanas era demasiado tétrico en aquel Reino.Su corazón golpeaba salvajemente contra su pecho, ansioso y emocionado por lo que haría a continuación.Fue incluso más fácil de lo que alguna vez soñó el entrar al palacio, y caminar con naturalidad por esos largos pasillos con techos exageradamente altos. Sonrió al imaginar el rostro de su Ex Amiga al pasar por ahí, seguramente habría mirado todo con los ojos irradiando brillos y con una hermosa sonrisa plantada en su rostro.— No, basta Lucacia, pensá en el plan. El plan. —Susurró solo para ella, no era un buen momento para ponerse a divagar en recuerdos y amistades falsas.Al divisar una puerta de color celeste con el nombre de "Príncipe Santian" en el centro, soltó una carcajada ahogada y cubrió con rapidez su boca. No podía ser tan infantil.Negó varias veces para volver a despejarse y buscó dentro de su pequeño bolso un objeto en especial.Cuando sus dedos rozaron el delgado trozo de madera, sintió como su sangre hervía en furia y todos sus sentidos se agudizaron.Estaba a dos pasos de tocar la perilla de la puerta, estaba a dos pasos de darle un giro a su vida, estaba a dos pasos de cambiar todo y de demostrar su valentía.Era una mañana fría y húmeda, el sol recién estaba comenzando a calentar la tierra y el reino aún no había despertado de su sueño. El deprimente clima no hizo flaquear la determinación de la chica.Por contrario, ella pensó que ese tiempo era perfecto. Tan oscuro y tenebroso como había sido su vida esos últimos años. Sola, en las calles vacías, buscando un escape en lo que sea.Y lo primero que encontró, fue la magia.Había caminado por horas, pasado por entre frondosos árboles y traspadado profundos lagos, todo para llegar al Reino Estanglia.Con su varita en mano, un viejo trozo de madera que logró comprar en una tienda de las calles bajas en su reino, Lucacia penetró completamente en la habitación de Santian, poniendo en marcha el último paso de su plan.Se acercó al cuerpo del chico, quien aún dormía en su inmensa y visiblemente cómoda cama, y alzó en el aire la delgada madera.Separó sus labios, dispuesta a soltar uno de sus poderosos hechizos y así acabar de una vez por todas con la vida de ese intento de hombre, pero un ruido seco detrás suyo la sorprendió. Giró completamente su cuerpo y se quedó paralizada al ver a la figura femenina frente a ella.— Yer…mina… —El nombre salió en un lastimero susurro, el rostro de la princesa era un poema, tantas sensaciones juntas no podían ser expresadas en simples palabras. Y eso, lo supieron ambas chicas al conectar sus miradas.El traje de dormir que portaba la futura reina rozaba el suelo, y cuando los torpes pies de Yermina quisieron correr a donde se encontraba su amiga, trastabilló y cayó bruscamente sobre la alfombra de cuarto.Lucacia sintió la desesperación apoderarse de todo su ser, una sola mirada a esos ojos marrones que tanto había extrañado y su plan ya había sido totalmente frustrado. Volvió a girarse, algo temerosa de encontrarse con el príncipe despierto, pero el destino estaba de su lado en ese momento y Santian no despertó con el ruido.Escapar, lo único que había en su mente ahora era: Salir de ahí rápido.Con esa idea en su cabeza, analizó las posibilidades a su al rededor, y optando por la "mejor para sus condiciones", corrió hacia la gran ventana que daba al inmenso balcón de esa enorme casa y se lanzó; dejando que su suerte le diga qué pasaría luego.Hojas, espinas, ramas.Raspones, heridas, sangre.Sus brazos quedaron marcados por la caída, las plantas que adornaban tan inocentemente aquel jardín hirieron su piel, pero ni eso logró detenerla; y de todas formas Lucacia corrió como si su vida dependiera de ello… y de cierto modo, lo hacía.Capítulo 5.En las fronteras del bosque que rodeaba a Estanglia, un dúo de amigos merodeaba sin un destino fijo.Habían salido de campamento hace dos días, solo para valerse por si mismos en la naturaleza y para desafiar a Alexan, su ex mejor amigo.Ian iba a paso lento, esquivando los troncos viejos que pintaban el lodoso suelo y soltando algún que otro insulto en contra del príncipe de su reino. Garique solo lo observaba desde atrás, lamentando que la amistad que mantenían haya terminado de tal forma.Hacía exactamente dos meses, estos tres muchachos habían tenido una fuerte pelea. Cuando Alexan se enteró de que su prometida iría al castillo, dejó de lado a sus "mejores amigos", y estos; totalmente ofendidos por ser reemplazados de tal forma, soltaron una linda colección de barbaridades contra el morocho heredero.Así, como último recurso, habían salido a una pequeña aventura por los territorios limítrofes del reino.En otro rincón del bosque, a unos cuantos metros de ellos…Lucacia.Su cuerpo estaba débil y tembloroso, su piel estaba raspada, delatando su escape improvisado.Lucacia, con aquel hermoso y largo cabello castaño todo enmarañado, y sus ojos rojos y vidriosos; se escondía del mundo entero entre unos arbustos.Había cometido un error, un horrible, gigante y asqueroso error.Y ahora temía por su vida, ya no tenía una meta que cumplir, había fallado en su venganza y había ahogado todas sus posibilidades en el río de sus sentimientos.Impotencia, sentía demasiada impotencia.Y estaba tan adolorida, que cuando unas ramas crujeron cerca de ella, no se dignó a moverse o a intentar protegerse.Cualquier cosa sería mejor que estar ahí sola, sufriendo y llorando por lo injusta que había sido su vida hasta ahora.Una melena rubia ceniza, y unos curiosos ojos azules se asomaron entre las verdosas hojas.El tiempo paró en ese instante, y ya nada importó tanto como antes.Las orbes marrones de la muchacha temblaron ante la emoción, y la sonrisa en los labios del chico creció inconscientemente.La burbuja que se creó al rededor de esos dos jóvenes se rompió cuando Garique llamó su atención, carraspéo incómodo y miró algo cohibido la escena frente a él.— Ian… creo que deberíamos volver al reino… —Ahora, fijó sus ojos marrones en las heridas de la desconocida y siguió hablando: — Y llevémosla a ella, está lastimada —.Otro escape de último momento, una nueva decisión de la cual desconocían totalmente sus consecuencias. Garique, Ian, y la aún sin nombre Lucacia partieron de vuelta al reino.La joven asustadiza solo se dejó guiar por esos chicos, permitiéndole al mundo que la envíe donde él quiera, con quienes quiera.Caminaron el silencio por unos minutos, hasta que el rubio no soportó la tensión e intentó romper el silencio.— Oye, ¿cúal es tu nombre? —.Fue directo y sencillo, detuvo su andar y miró directamente a los ojos de la chica, esperando una respuesta.— Lucacia. Mi nombre es Lucacia… ¿ustedes son…? —.Ella también iba a sacar información, después de todo, no sabía cuánto tiempo permanecería junto a esos dos. Garique sonrió y le tendió la mano, pronunciando su nombre con un tono ronco y amigable.Lucacia se sintió protegida por un momento, cuando los brazos de Ian rodearon su espalda, en una demostración de confianza.— Oh, adoro tu nombre. Y por cierto, yo soy Ian —.Le sonrió ampliamente, y el adolorido corazón de la muchacha se enterneció un poco… solo un poco, al apreciar esos blancos y radiantes dientes, y esa mirada llena de energía y alegría que cargaba el contrario.Una media hora más tarde, la conversación había surgido sola entre los tres, y el ambiente que habían formado era tan amigable que Lucacia sentía conocerlos de toda su vida.Capítulo 6.En el Castillo Real del reino Estanglia, el heredero aún seguía dormitando en sus aposentos privados. La intensa mirada café de la joven Corthfuoco se hallaba clavaba en el cuerpo que descansaba sobre el colchón. Entre pestañeos lentos y confusos, analizaba lo que había vivido hace escasos segundos. Después del estrepitoso golpe que se dio, no supo qué sucedía realmente, y ahora; ya lúcida y bien despierta, dudaba de que el encuentro con su añorada amiga Lucacia sea real o simplemente un producto de su imaginación.Se acercó lentamente a la cama, arrastrando sus descalzos pies en el suelo, aunque no quiera admitirlo; Yermina le había tomado un intenso cariño al Príncipe Alexan. Disfrutaba de apreciar la silueta del chico al dormir, tan pacífico y hermoso. Delicado.Al mirarlo, sentía un revoltijo de sentimientos en su pecho. Una mezcla entre culpa, por sentir aprecio por el hijo del hombre que asesinó a los padres de su mejor amiga, y burbujas de chocolate caliente, porque era la primera vez que el amor golpeaba a su inexperto y torpe corazón.Los minutos pasaron rápidamente, se perdían entre los variados pensamientos de Yermina y los dulces sueños de Alexan.La mano derecha de la chica se apoyó en la cabeza de su prometido, cuando el reloj marcó exactamente las 08:00 hs. Tenía la intención de despertarlo, con una sonrisa muy leve y tímida.Y así fue.Los ojos perezosos de Alexan se abrieron, y al percibir el aroma a galletitas de chocolate y café que poseía su futura esposa, se formó una genuina sonrisa en sus labios.— Buenos días, Yermina —.Salió en forma de susurro, tranquilo, cargado de paz.— Buenos días, joven —.Respondió ella con simpleza, y alejó su mano de la cabellera contraria.Mantuvieron una pequeña plática, mientras el más alto se levantaba y se despejaba del ameno descanso.15 minutos más tarde, ambos se encontraban ubicados en la gran mesa del comedor, con sus desayunos sobre la madera brillante.La muchacha de mejillas manchadas de marrón, decidió olvidar la pequeña situación que creyó tener horas antes, mejor se mantenía centrada en su futuro esposo y en su nueva vida.— Yermina, ¿le gustaría salir a pasear por los alrededores del Castillo hoy? Podríamos recorrer las calles del reino —.La voz, entre gruesa y añiñada del Príncipe resonó en toda la habitación, y la mirada más oscura clara se clavó en él, analizando en su mente la repentina propuesta.— Me parece una excelente idea, Alexan. Ya es hora de que conozca bien el reino. Debe ocultar muchas bellezas —.Soltó una suave risa al terminar esta oración y se llevó un trozo de pastel a la boca, saboreando su gratificante desayuno.El de mechones color sombra se quedó callado unos segundos, apreciando las acciones de la contraria. Le parecía tan raro compartir esos pequeños espacios de su vida con alguien, y en especial una mujer, su prometida.Había pasado tantos años en soledad, que esto era mucho que asimilar. Su corazón se regocijaba de felicidad. Ignorando totalmente su pasado, la conexión indirecta que tenía con el pasado de su futura esposa y el futuro que les deparaba a ambos.Compartieron otros cortos diez minutos, entra que terminaban su desayuno y se apropiaban del dulce y cálido ambiente de la habitación. Yermina se levantó y tomó los platos para llevarlos a la cocina, hacerle un "pequeño favor" a la muchacha que trabajaba allí, Vanina. Sus pies desnudos se aventuraron por unas de las tantas puertas que decoraba las paredes del cuarto, sonrió en grande al ver a la chica con su bello pelo castaño en un pequeño rodete y su amigable sonrisa blanquecina. Vanina dejó todo lo que estaba haciendo y se inclinó ante su majestad.— Buenos días, Princesa Yermina, ¿qué la trae por estos lados del Castillo? —.Su aguda voz sonó fuerte y segura, a sabiendas de que la princesa era alguien con quien sí se podía tratar. Yermina dejó los respectivos objetos sucios sobre una gran mesada de mármol blanca y miró a la muchacha de rizos color tierra con otra sonrisa.— Solo te traía los platos, terminamos de desayunar con El Príncipe y quise ayudar al menos en algo —.Se acercó nuevamente a la puerta y soltó un pequeño suspiro, ansiosa.Le dedicó una mirada cómplice a Vanina y siguió hablando.— Hoy vamos a salir a caminar, ¿qué podría ponerme? ¡Estoy muy nerviosa! No pasamos mucho tiempo a solas —.Dejó que sus ojos café recorran los sectores de la habitación con nerviosismo mientras terminaba de hablar.Como respuesta, Vanina soltó una suave risa y se apoyó contra una mesa de madera que había cerca suyo, estaba amasando antes de que Yermina entrara.— Cualquier cosa que se ponga le quedará bellísima, su Alteza. No debe preocuparse por eso —.Le apoyó con un tono apacible y simpático. Yermina asintió, no muy convencida y luego de cruzar un par de palabras más, huyó a su habitación a decidir qué se pondría para su "cita".Capítulo 7.Lucacia, Ian y Garique.Con ayuda de los dos chicos, Lucacia usaba las pocas fuerzas que le quedaban en caminar por las vacías calles mañaneras del Reino Estanglia. Medio a rastras, medio a paso caracol, tardaron exactamente 15 minutos en llegar a una pequeña casa color beige que pasa desapercibida al estar oculta entre muchos pasillos y muchas casas iguales a esa.

PRÓLOGO:- Sin sentido -es lo que pensó Chrystal al comienzo de su historia, ya que todo comenzó de forma inusual. Chrystal siempre había creído que esas historias de vampiros y personajes sobrenaturales eran ridículos, ni siquiera entendía porqué, la mayoría de las chicas que conocía les podía gustar esas historias, ya que para Chrystal eran tan solo eso, historias. Ni siquiera pasaba por su mente que esas historias podrían ser reales y mucho menos se imaginó que algo así le podía pasar a ella.Los vampiros, son esos seres mitológicos que según las creencias si te descuidas pueden llegar a arrebatarte hasta la última gota de sangre y con ella tu último suspiro, ya sea para terminar de una vez con tu vida o peor aun para convertirte en un asesino inmortal.Y es todo gracias a las maravillas de una herramienta útil y peligrosa, el internet; que un día la historia de Chrystal comenzará, para descubrir que las creencias o leyendas pueden volverse realidad y a veces de una forma sin sentido. Pero no solo porque no encontraba explicación alguna para lo que le estaba pasando, sino porque era así como ese chico y su misterioso enemigo la hacían sentir, sin sentido alguno, perdía la razón de tan solo pensar que eso podría ser verdad, y peor aún, que algo le pudiera pasar a ese chico.Sin sentido cuenta como una chica que no creía en los vampiros cambia de opinión debido a la llegada a su vida de un chico desconocido, pero no llega solo, sino con un inesperado enemigo; y descubre que un vampiro con el corazón roto es capaz de todo, con tal de vengar la muerte de su amada.Pero así como todo comienza de repente, así termina.*Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de este material bajo ningún concepto*

Por casualidad, reparé en el cartel en la puerta de la iglesia: «WIFI GRATIS PARA LOS POBRES». —Yo soy pobre ─pensé para mis adentros─, me vendrá bien sentarme y repasar el correo . Así que entré, y vi que hasta habían habilitado unos escritorios, donde se podían recargar las batería de móviles y portátiles. Mediante la divina luz solar, me explicaron más tarde. Pero como no llevaba el cargador, me senté en los taburetes para el rezo, y me quedé ensimismado en mi smartphone. Al rato escuché una voz, que parecía venir de todas partes.—Todo el reino de Siria dejará de existir, al igual que la ciudad de Damasco; además, las ciudades del norte, que son el orgullo de Israel, se quedarán sin murallas. Isaías, capítulo 17, versículo 3.Entonces fue cuando levanté la cabeza, y me di cuenta de que el sacerdote me miraba directamente a los ojos. Se dirigió a mí por mi nombre, y me dijo lo siguiente. —Cuéntale esto a tus amigos de Facebook. Recuérdales que no hay nada nuevo bajo el Sol, y que la historia se repite. Pero que esto no debe perturbarles. Que busquen la luz divina en sus corazones.—Pero ¿cómo...?—Al utilizar mi router me diste tus cuentas de correo, de Facebook, y de Twitter. Y he averiguado que te dedicas a la adivinación, a través de tu página web. Eso es un pecado, hijo mío. Aún así, te absuelvo in nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Y te recomiendo que cambies todas tus contraseñas, cuando salgas de esta humilde iglesia, a la que espero que vuelvas pronto.—Un cura hacker ─pensé en voz alta─. ¡Lo que me faltaba por ver! 

La vida se compone de pequeñas acciones en cadena, que juntas forman tu pasado, presente y futuro. Antes yo no creía en ello, pero desde el día en que la conocí, eso cambió para siempre. Verán les contaré cómo conocí al amor de mi vida, la mujer más especial que puedas conocer, aquella que con su sonrisa alegra los días por más tristes que sean. Era un día nublado y me levanté como lo hacía todas las mañanas, con una hora de retraso para ir al trabajo. Apurado tomé mi café, comí el desayuno, me arregle y salí del departamento. Al llegar al vestíbulo, me dirigí al buzón de correo para revisar si había algo interesante, algunas cuentas y productos de muestra fue lo único que conseguí. Al cerrar mi buzón me percaté de que en una esquina, se encontraba una sombrilla morada, probablemente alguien la olvido, fue lo que pensé, así que la tome y la lleve hacia mi trabajo, pues como dije era un día nublado y había olvidado mi sombrilla en el noveno piso del edificio.Para llegar a mi trabajo debo tomar el metro y caminar algunas calles, siempre saludo al señor de la panadería y me detengo 5 minutos en el quiosco que está a una cuadra de mi oficina para revisar las revistas y comprar un chocolate, pues me encanta el chocolate, es mi debilidad. Ese día no fue nada distinto, lo único diferente fue que en el metro, mientras llegaba a mi estación, me puse a admirar aquella sombrilla morada y me di cuenta de que en el mango tenía grabadas las iniciales “J.V.” y me pregunte ¿quién será J.V.?, ¿qué le gustará? ; ¿Cómo se verá? En mi trabajo estuve todo el día imaginando a J.V., el color de sus ojos, su cabello, sus gustos, su sonrisa…y me enamoré, si lo sé, me enamoré de una invención de mi mente, pero el amor es algo sin sentido, solo pasa y no importa ni el cómo ni el porqué. Salí de trabajar y fui al parque junto a mi oficina para leer un rato antes de que lloviera. Solo pude leer durante 15 minutos pues las gotas de agua comenzaron a caer, abrí la sombrilla morada y camine hasta la estación del metro, pero justo antes de llegar una chica se paró frente a mí y groseramente gritó:” qué haces con mi sombrilla, ladrón , la he buscado durante todo el día”, yo le respondí que en primer lugar esta sombrilla había sido olvidada en el vestíbulo de mi edificio y por razones de practicidad yo la había tomado y en segundo lugar que ¿cómo sabía que esta era su sombrilla?. Ella me dice que en el mango estaban grabadas sus iniciales J.V., Julieta Vargas. Ese es mi nombre y esa mi sombrilla me dice, me la quita y se va caminando.En ese momento la rabia se apoderó de mí ser, así que decidí ir por una taza de chocolate caliente, fui a mi café favorito, donde una hermosa chica se acercó a mí, para venderme sus bombones, pues hacía chocolates, compre uno y fue el chocolate más delicioso que jamás he probado y probaré, la invite a sentarse conmigo, ella accedió y fue lo mejor que pudo pasarme en la vida. Su nombre era Johana y me dio su número telefónico para que siguiéramos en contacto.Y desde ese día ya han pasado 10 años, Johana es mi esposa y hace feliz cada día de mi vida, como ves cada cosa que sucede nos lleva a cumplir nuestro destino.

Continuando con mi viaje a finales de un verano, unos afligidos vikingos se reunieron en una playa del fiordo de Oslo para enterrar a una dama de alta alcurnia. Era el año 834, como revelan los anillos de los troncos con los que se construyó la cámara funeraria, y el lugar era el que después se conocería como Oseberg, o Montículo de Asa, en la costa sureste de Noruega. La Oseberg antigua estaba dentro del reino de Vestfold, del que Harald el Rubio sería el soberano unas décadas después de que esa dama muriera. A juzgar por las extravagantes exequias, la mujer fue ciertamente una de las personas más importantes de Vestfold, y es probable que fuese la abuela de Harald, la reina Asa.Para transportar a la gran dama al otro mundo, se sacó del agua un espléndido drakkar de 20 metros de eslora para bajarlo al fondo de una zanja no muy profunda. Los sirvientes colocaron a la difunta mujer en una cama tallada, dentro de una cámara funeraria construida detrás del mástil, con las paredes cubiertas por relucientes tapices. Para que la muerta  tuviese que navegar sola, tendieron a su lado el cadáver de otra mujer, probablemente una de sus esclavas, sacrificada para ese fin.En el barco pusieron todo cuanto la dama y su compañera pudiesen necesitar durante su travesía y cuando llegasen a su destino. Entre el equipo, había un juego de 30 remos, un carro meticulosamente tallado, varios trineos, dos tiendas, cuatro camas extra y una silla, baúles de madera, cubos con aros de latón, aperos y simientes, telares y utensilios para cocinar. Aquí, al igual que en otros enterramientos vikingos en barcos, entre las cosas incluidas se encontraban exóticos productos de otras tierras. Una docena de caballos, por lo menos, fueron subidos a bordo del drakkar de Oseberg y sacrificados en el.Cuando lo tuvieron todo dispuesto, los asistentes cortaron el mástil, para que su cofa no sobresaliese del túmulo, y levantaron un montículo de piedras, yeso y turba para cubrir el barco y a sus navegantes, preservando así para la posteridad uno de los tesoros con los que los soberanos vikingos zarpaban cuando morían.Mi viaje a tierras nórdicas me resulto interesante, espero volver a ver historias de aquí en un futuro, pero ahora debo continuar con mi camino.

Mi camino a terminado, largos años han pasado desde que comencé mi aventura superando grandes pruebas, pulverizando a horrendos y peligrosos monstruos, y resolviendo enigmáticos rompecabezas para...nada. No creo que esto termine, así como nunca supe las respuestas a todas mis dudas.Mi primer recuerdo de este lugar fue de hace 3 años. Desperté dentro de una habitación oscura. Lo muebles eran hechos de madera, el suelo y las paredes eran de concreto sólido.Yo me asuste. No sabia cual era mi nombre, pero tristemente esa era la menor de mis preocupaciones, ya que unos rasguños y rugidos espectrales se escuchaban fuera y eran más intensos en la única puerta de aquel cuarto.Con miedo, subsistí a base de fruta durante 3 días, fruta que se hallaba en la mesa de centro de mi más cercana tumba, esa fría habitación.Los días pasaban y la posibilidad de un escape era nula, pero eso cambio con aquella pesadilla. Más que una pesadilla, una horrible revelación. Fue tan real, años de vida regresaron a mi mente. Supe quien era; Víctor Zuñiga, padre católico del siglo XV. Estaba hospiciano un exorcismo, pero eran demasiados. Esa pobre niña, no puedo creer cuanto dolor cargaba y, cuando todo salio mal, corrí y quede encerrado en esta torre de vigilancia que utilicé como refugio.Desperté de aquella pesadilla no solo conociendo mi identidad, también recordando como evitar y vencer a esas horribles criaturas, así que, armado de valor y de una afilada hacha bañada en plata, la cuál yo había resguardado debajo de la mesa según mis nuevos recuerdos, cerré mis ojos, blandi mi arma y salí de mi prisión.Camine a ciegas mientras aquellas criaturas susurraban blasfemias. Logre resistir con todas mis fuerzas hasta que por fin mi mano choco con un frío metal. Lo tomé y gire, era el picaporte de una puerta, era la salida de este infierno. Rápidamente entre y cerré la puerta detrás de mi. Aliviado abrí los ojos, solo para toparme a una de esas horribles criaturas.Su piel era oscura como el mismísimo averno, sus ojos y boca relucían de un color ámbar. Su cuerpo, su cuerpo era la peor parte, lleno de ampollas y cortadas sangrantes. El ser me miro en silencio, silencio que fue interrumpido por un grito demoníaco. Era aquel demonio quien comenzó a correr como lunático hacia mi.Yo di media vuelta, solo para ser sorprendido por más demonios, quienes al ver mis ojos, comenzaron a imitar a su compañero.De pronto lo comprendí, ellos me habían tendido una trampa. Gire rápidamente hacia donde estaba aquel demonio que me había engañado pero fui sorprendido por éste, quien ya se encontraba a escasos centímetros de distancia.Estaba paralizado. Creí que moriría hasta que sorpresivamente aquel demonio comenzó a gritar. Al principio creí que sería una clase de amenaza, pero mientras recuperaba el movimiento en mi cuerpo pude notar que el demonio gritaba de dolor.Mire hacia abajo y allí estaba, mi hacha hundida en su estómago. El cuerpo sin vida cayó al suelo y un instinto familiar invadió mi ser. Rápidamente mire a mi alrededor y, como si toda mi vida lo hubiese hecho, vi a cada demonio, memorice su posición y recordando asombrosamente cada detalle, cerré mis ojos para después mutilar a cada uno de esos seres. No abrí mis ojos hasta que termine, pero extrañamente, mi sorpresa fue nula al ver los cuerpos degollados y la sangre por doquier. Era como si toda mi vida hubiese visto y hecho esto.Decidí seguir mi camino y esta vez salí de aquella habitación sin miedo, listo para hacer cualquier cosa por salir de este lugar. Pero en mi viaje, una nueva sensación me invadió, una leve voz en mi cabeza que me decía que esto estaba mal, que algo más existía, tal vez una respuesta, a una pregunta que desconocía.Y así es como llegue aquí, 3 años han pasado y me encuentro en esta habitación, la cual se suponía, sería el final de mi camino. Este lugar que tantos seres protegieron con su vida. Seres que se burlaban de mi, alardeando que nunca llegaría aquí, pero ahora que lo he logrado no puedo evitar tener una extraña mezcla de pena y decepción.Pena por aquellos demonios, desperdiciaron su vida para evitar que llegara aquí, un lugar vacío y sin respuestas, y decepción, ya que yo fui uno de ellos. Lo di todo para llegar hasta aquí, para llegar a mi solitaria muerte. Tantas dudas y ni una sola respuesta.De pronto un rayo de esperanza ilumina mis ojos. En una pared del cuarto hay un especie de patrón. Líneas que salen de las esquinas y van en dirección al centro del muro. Centro que tiene una "V" grabada con un hueco en forma de triángulo.Mi corazón se acelera, suelto mi arma y buscó en todo el cuarto algo que me pueda decir el secreto de aquellos grabados. Me dirijo a los estantes y comienzo a tirar libros al suelo como un desesperado, libros que se manchan de sangre producto de mi batalla final en este lugar. Ya he vaciado los estantes en vano. así que me dirijo hacia las mesas. Busco en los escritorios y nada. La habitación está hecha un desastre y yo, una bestia. Mi búsqueda ha fallado.Resignado me recargo en el escritorio de mi último enemigo y miro su cadáver empapado en sangre. Era la única persona aparte de mi, pero su sed de poder lo hizo perder el camino, decidió tratar con demonios y aun que su muerte me era indiferente, algo en él me inquietaba, tal vez era por que estuvo a punto de matarme. Nunca había mirado el mango de una espada tan cerca.Me pongo a recordar esa hermosa y elegante espada, una hoja preciosa con un filo inigualable. Un mango con fino acabado bañado en oro y adornado con hermosas piedras incrustadas.De pronto mi cabeza da una punzada. Camino hacia el cadáver destripado, lo hago a un lado con mis brazos y la veo.Recojo la hermosa espada manchada en sangre, arranco un pedazo de mi ropa y la limpio. Mis ojos comienzan a temblar de la satisfacción y mi reparación se hace errática al ver el hermoso rubí triangular incrustado en el mango.Tiró la tela manchada de rojo y toco la piedra, esta floja.Nervioso tomo la piedra entre mis dedos y doy un leve tirón. El rubí sede al instante.Tiro el arma a mis pies mientras levanto entre mis dedos el rubí, lo admiro con alivio para después centrar mi mirada en el muro grabado y dirigirme hacia el con velocidad.Llego a la pared y mientras observo el pequeño orificio levanto lentamente mi mano para colocar el rubí. Para mi fortuna la gema entra perfectamente en el agujero y con un ruido rocoso la pared comienza a desaparecer al instante que una luz brillante emerge.Estoy paralizado ante lo que veo. Pero al mismo tiempo sonrió, emocionado. Pasados unos segundos el muro desaparece e hipnotizado por esa hermosa luz camino hacia ella y me detengo a unos centímetros de tocarla.Atravieso la luz con mi mano pero no logro sentir nada así que, con ojos cerrados, puños tensos y paso firme, decido atravesarla.Poco a poco mi cuerpo empieza a desaparecer y comienzo a viajar por la luz como si fuera un espíritu. Mientras viajó, o mejor dicho, mientras son arrastrado por una fuerza extraña hacia un destino incierto, logro escuchar un tintineo y unos murmuros, murmuros que poco a poco se transforman en voces, estas hablaban de desconectar algo. No, hablan de desconectar a alguien. Alguien que había estado inconsciente durante años.De pronto todo se oscurece. Las voces se hacen más vivas. Yo trato de mover mi cuerpo pero no puedo, no tengo fuerzas más que para doblar mis dedos y al hacerlo las voces se callan y siento la mirada de alguien, así que decido usar todas mis fuerzas y abrir mis ojos.Recuerdos de una vida entera invaden mi cerebro mientras poco a poco me acostumbro a la luz. Veo a las personas frente a mi. Veo a mi familia.Primero veo a mi esposa, una mujer de cabello oscuro y ondulado, después a mi hermano con cabello corto y esponjado, y a mi madre con su hermoso cabello lacio. A su lado se encuentra un hombre vestido de blanco.-Doctor.- susurro con pocas fuerzas. Mi esposa comienza a llorar mientras camina hacia un lado de mi cama con los brazos abiertos. El doctor le comenta que tenga cuidado, que he estado 3 años en coma y mi situación es delicada, ella lo ignora ya que me abraza con una fuerza descomunal. Yo correspondo el abrazo, feliz de estar con ella, feliz de estar con mi familia mientras poco a poco olvido aquella vida que sufrí. Vida que poco a poco se convierte en un sueño lejano.

Yo no sabía que pasaría, no lo sabía.Yo no sabía que él estaría aquí, no lo sabía.Yo no sabía que haría eso, no lo sabía.Yo no sabía que iba a acabar así, no lo sabía.Y sin embargo sucedió, lo hizo y así terminó todo.Yo lo vi, pude estar presente, me horroricé, pero me callé. No dije nada, nadie lo supo, nadie lo vio y nadie logró encontrarlo.Su muerte fue rápida, lo sé.Su muerte les dolió, lo sé.Su muerte entristeció a todos, lo sé.Pero no pude hacer más, no pude ni hablar...Sufrí mucho y sólo pude mirar todo con horror.Corre, huye, escóndete.Él me ve ahora a mi, lo puedo sentir.Él sabe que lo vi, lo puedo sentir.Él está cerca, lo puedo sentir.Silencio hice, no respiré. Sollozo en silencio, tapo mi boca.Me desespero, lo escucho subir.Escaleras arriba, ya está aquí.Escuché sus pisadas cerca, lo escuchó venir.Él está cerca, lo puedo oír.Él abre la puerta, lo puedo oír.Él me busca, lo puedo oír.No respiro, lloro.Oh, no, me moví.Yo no sabía que pasaría, no lo sabía.Yo no sabía que vendría por mí, no lo sabía.Yo no sabía que haría eso, no lo sabía.Yo no sabía que iba a acabar así, no lo sabía.Pero sucedió y he llevado conmigo a la tumba mi silencio...

No escribo esperando que alguien me lea.No necesito que alguien entre mi cabeza y vea las sombras que habitan en ella, o recibir palmaditas en la espalda esperando que mágicamente mi mente recobre el sentido.No necesito que un extraño me diga que obré bien, o que obré mal, o que tengo que ser otro tipo de persona ... eso ya lo sé.No me sirve estar despierta a las 3am pensando en lo que sería mi vida si un extraño flujo de acontecimientos cambiaran mi presente, seguiría siendo un desastre.Creo que lo he intentado casi todo, y aún así, no he hecho nada desde que tengo razón de ser.Existir: que tiene de especial? se supone que me lo he ganado? acaso mi existencia ha generado algún comportamiento positivo en mi entorno? no lo creo. No me malentiendan, amo vivir, amo respirar, sentir la suave brisa en mi rostro y el olor de un buen café. Amo el abrazo de mi hija y amé la dulce voz de mi madre (Dios, como la extraño)... siento que todo va mas allá de querer vivir o morir, digo, no me voy a quitar la vida, sé que no tengo derecho a ello, pero, me he ganado yo estar aquí? no lo si, tal vez, si fuera diferente. Los días en los que soy mas feliz, no pienso, he llegado a la conclusión que es la solución. A quién no le ha pasado que en el momento que hacen cosas sin pensar en las consecuencias (sin dañar a nadie, ni a uno mismo) la mente se siente fresca, el clima se percibe mejor, los hombros no pesan, hasta bonito se siente a la vista, pero el problema es que esa "ausencia de pensamiento" me acompañe en las mañanas antes de levantarme, o en la madrugada, antes de dormir. Maldita mente. Cómo dejar de pensar sin dejar de vivir? porque esa nunca será una opción, ni nublarla con sustancias que no me permitan ser dueña de mis decisiones, ni callarla por voces que griten mas fuerte que mi conciencia, ese tipo de cambio nunca sería una opción para mi y eso lo tengo bastante claro.Solo tomaré este como un espacio de reflexión acerca de lo que no hablo. Necesito tener de nuevo la habilidad de comunicarme, porque ya no soy mi persona favorita en el mundo, y quiero recuperarme. ya no quiero hablar con nadie que me recuerde que todo, al final, va a estar bien, quiero encontrar como vivir ese proceso, no solo no morir en el intento.

He used sex to solve everything.Hell,what else did he have to use? For his words didn't mean anything no more to me.Every argument ,every disagreement he would sex me and afterward it was all ok.so he thought.What he didn't know was with every stroke my soul died more and more.The love died more and more. Crack So I smiled and fixed the crack now in my mask  to hide the pain he was giving me. CrackIt was getting hard keeping my mask from cracking with glue that was my tears. I felt sometimes i was in a bubble and screaming for him to stop hurting me stop killing my love but....he didnt see me anymore i just became a body.More sex ,more kids more cheating more promises.So much so that my mask couldnt hold up any longer the crack was now visible"Are you ok?""You look upset"Was the questions from the people who saw me all the while he never asked.He still couldnt see me.Now that my mask was off, I looked tired ,i looked beaten, i looked confused and unloved.He finally saw  me with out my mask one day ..as he looked at me one final time before walking out the door and out of my life.I couldnt let no one know he left me I couldnt let no one know that it was over between us.So I put on another mask.No matter what I did the mask just wouldnt stick.I couldnt keep my mask much longer. So I just decided just to wear my face.

La hija del presidente es secuestrada y rescatada por un grupo de fuerzas especiales comandado por la mejor agente Lauren Jauregui , una diseñadora de armas nucleares es amenazada y los agentes de fuerzas especiales tendrán que demostrar su inteligencia y destreza una vez más para rescatarla Podrá la agente Jauregui no recordar su pasado? 

A veces la vida te pone ciertas pruebas para ver como reaccionas a ellas y si logras superarlas te da un maravilloso premio. Hace algún tiempo salí de fiesta con mis amigos, como casi siempre solía hacerlo. Yo era un estudiante de economía e iba por los últimos semestres de la carrera, pero siempre había querido seguir mi sueño de ser escritor y viajar por el mundo buscando nuevas historias. Fue una gran noche, comimos, bebimos, nos divertimos y la pasamos bien, pero de vuelta a casa ocurrió algo que cambió mi vida para siempre. En el kilómetro 40 de la autopista, un camión se había volcado y su aceite había quedado regado por todo el camino, por lo que un automóvil terminó volcándose. Solo puedo recordar de aquella escena, los paramédicos moviéndose rápido, los periodistas con sus cámaras y micrófonos y yo, ahí acostado, mientras escuchaba una voz que me decía, no te vayas, no te rindas, resiste, pues como debiste haber deducido, nuestro auto era el que había chocado. Me fracture un brazo y una pierna, tuve traumatismo generalizado, casi no podía moverme, pero era el único que aún vivía. Mis amigos y mi novia lamentablemente habían fallecido en el accidente. Eso me destruyó, ellos eran mi único soporte, mi compañía y los que cada día me decían que escribiera y siguiera mis sueños, aunque a mi familia esto no les gustase pues para ellos “escribiendo no podría ganarme la vida.” Después de salir del hospital, me encerré en mi casa durante varios meses, el dolor me tenía enjaulado y en mi cabeza siempre surgía la pregunta “¿para qué sigo con vida?” Hasta que cierta mañana desperté y comencé a arreglar mi biblioteca, conseguí un libro, mi favorito. Al abrirlo leí la dedicatoria: “sigue tus sueños, cree en ti como nosotros lo hacemos” Decidí escribir de nuevo y no rendirme nunca más, por mí y por ellos. Así que dejé mi carrera, aplique para literatura y publiqué por internet todos mis borradores, a la gente les gustaron y algunos hasta quisieron comprarlos. Han pasado los años y ahora soy escritor de profesión, cumplí mi sueño por mí y gracias a ellos.

Mi Ultimo Respiro Antes de Volver A Ser Feliz.

Conocida también como la Caverna del Toro, una cueva o guarida de ejecución que fue diseñada en Grecia para provocar la muerte de los visitantes a la pequeña isla, de una forma violenta pero “agradable” a los ojos de quienes presenciaban la escena. La guarida se construyó con un hueco en uno de los laterales para introducir a los visitantes que serían ejecutados. Una vez dentro, se le quedaban atados los pies y las manos, la caverna se cerraba totalmente, el calor incrementaba y la persona comenzaba a sentir la piel irritada y le salían ampollas en distintas partes del cuerpo por el caliente. En menos de una hora, la guarida levantaba una temperatura que calcinaba viva a la persona de su interior, no sin antes deshidratarla y sofocarla con su propio sudor de piel. Y cuando la guarida era abierta luego de la ejecución los huesos de las víctimas brillaban como joyas y eran utilizados por sus victimarios para hacer brazaletes decorativos.El ViajeUn día, un grupo de 10 aventureros decidieron visitar la famosa guarida, de la que tanto habían escuchado sin saber lo que les podía pasar. Por fin llegaron a la Guarida del Toro, and sin pensarlo corrieron dentro de la cueva, ellos no podían creer que estuvieran viviendo el sueño de estar allí, sin embargo pronto,ese sueño se convertiría en una pesadilla, 30 minutos después de haber entrado, la cueva se cerró totalmente, pronto notaron que algo andaba mal. Se empezaron a desesperar e intentaban escapar, pero no podían, los pies y las manos se les empezaron a amarrar y eso lo hacía más desesperante.De un sueño a una pesadillaComenzaba a subir la temperatura y los diez aventureros comenzaron a sentir en su piel ampollas, se sentían deshidratados y sofocados con su propio sudor, seguidamente lamentablemente el grupo se redujo a seis, el resto muere intentando salvar sus vidas, solo había un camino, calmarse y ayudarse entre sí, pero el calor aumentaba más y más.La SalvaciónUna hora después llegan los dos verdugos de la guarida para cerciorarse que las nuevas víctimas estuvieran muertas, sin embargo se encontraron con una gran sorpresa, de los diez aventureros aun quedaban 3 vivos, y seguían luchando para mantenerse con vida, cuando los victimarios se asoman a la cueva los valientes aventureros los aniquilan usando todo el equipo que llevaban a la excursión, al salir de la Guarida del Toro celebran el la victoria de salir con vida de ese terrible lugar gracias al trabajo en equipo.Cinco años despuésCinco años después, uno de los tres sobrevivientes limpiaba y ordenaba la habitación de su abuelo. Lo que parecía una tarea aburrida, se convirtió de repente en un descubrimiento insólito: encontró una caja llena de papeles, pero también un libro que llamó su atenciónSe trataba de un libro cuya historia comenzó algunos años, en una pequeña isla en Grecia, y que se fue ampliado a lo largo de los años, era más una especie de guía que usan los asesinos. El abuelo, que había sido un político conocido, le dijo que se trataba de un regalo de un alto mando militar, la guía contenía fotos que despertaron la desconfianza de este sobreviviente, fundamentalmente, porque algunas ilustraciones pertenecían a fotografías de esa Guarida del Toro que hace cinco años les causó la peor pesadilla que han vivido.El anciano le dijo que no se preocupara porque ese libro seguramente era una fábula más sobre la Guarida del Toro, que había quedado atrás, pero aquel aventurero supo en el fondo que él abuelo mentia porque él había estado allí, sigilosamente guardo el libro y se lo mostro a sus amigos.

Y pensar que hace algunos años era una chica común y corriente, pero eso cambio cuando tenia 20 años, después de un terrible y desagradable suceso, mi vida cambio por completo. Mi familia y yo volvíamos a casa después de una reunión familiar, recorríamos una oscura carretera completamente desierta, la neblina se hizo presente obstaculizando visualizar el camino, mi padre hacia intentos por mantener el auto estable cuando un hombre se interpuso en su camino, mi padre intento esquivarlo pero perdió el control y nos volcamos.Desperté desorientada y un poco mareada, busque a mis padres y hermana en el auto, pero no estaban dentro, no podía moverme ya que mi cinturón se encontraba atascado, comencé a gritar para que nos ayudaran, cuando note que alguien se acercaba (pensé que era mi padre), le pedí que me ayudara a salir del auto pero cuando se acerco mas a mi, pude observar que no era el, si no un hombre de aproximadamente 30 años, tenia unos hermosos y sorprendentes ojos en color miel (idénticos a los míos), su ropa y rostro se encontraban cubiertos de sangre. Me asuste tanto que permanecí sin palabras, sin gestionar movimiento alguno, el sujeto se acerco lentamente y en un rápido movimiento y un poco brusco mordió mi cuello, se alejo de mi y pronuncio unas palabras que jamas olvidare, al igual que esa voz gruesa y ronca pero con un poco de dulzura que dijo: "Serás un vampiro muy especial".Mis ojos comenzaron a cerrarse lentamente, cayendo en un oscuro abismo. Después de aquel día, de aquel accidente, nada volverá a ser igual para la familia Bannister y mucho menos para Alice.

     Samara fue bastante eficiente. Pronto se encontraban en un taxi rumbo al hospital. Maika no dejaba de mirar sus manos y de respirar fuerte, sentía que el oxígeno no entraba a sus pulmones y que en cualquier momento dejaría de funcionar. La presión sobre su pecho la estaba mareando. Había logrado controlar su impulso de seguir llorando cuando abandonaron la casa de su tía; además del pánico y de esa maldita cosa que la perseguía a todos lados, en su cabeza resonaba con menor fuerza, esa vocecita de orgullo que le decía que aún en el peor momento debía mantener un poco de dignidad. ¡Pero se estaba muriendo!      —Ya deja de verte los brazos—dijo Samara con cierta brusquedad.     Maika la miró expectante.      —¿No crees que uno se ve de otro color?—preguntó con un profundo tono de preocupación.     —Estás loca, se ven bien, se ven normal—respondió con toda la paciencia posible.      Maika volvió su vista a sus brazos y sintió como sus ojos se humedecían nuevamente. Cuando menos pensó el taxi se detuvo frente al hospital. Fue cuestión de echar un vistazo para darse cuenta de que ella seguía cerca. El ambiente tampoco era muy favorecedor, había personas por todos lados, algunas dormitando en las escaleras de la entrada, otras recargadas contra el cristal que dejaba a la vista la sala de espera. El sitio estaba lleno de rostros demacrados y llenos de sufrimiento, cansancio. El sitio perfecto para ella.      Maika no puso demasiada atención cuando cruzaron las puertas dobles de cristal, ni cuando se acercaron a una ventanilla. Samara parecía saber perfectamente lo que estaba haciendo. Maika no quería saber cuántas veces Samara se había visto una situación similar como para saber el procedimiento.      —Espera allá, haz fila—ordenó Samara.     Maika asintió simplemente y caminó con lentitud hacia el otro lado del salón. Su mano continuamente iba hacia su nariz, tratando de borrar el rastro de algo invisible escurriéndose hasta sus labios. En su mente, imaginaba su mano llenándose de sangre repentinamente. Su pecho seguía siendo comprimido, y ella, aunque no presente, Maika sabía que podía aparecer en cualquier momento. Su cuerpo dolía de tanto estar alerta, a la expectativa.     Samara la llamó nuevamente a la ventanilla, y Maika, con el mismo paso cauteloso, abandonó el espacio que ocupó durante algunos minutos y se acercó a su prima.     —¿Qué es lo que tienes?—preguntó con sequedad la mujer tras el mostrador, mirando a la chica profundamente.     Maika movió su boca para hablar, pero ningún sonido salió de ella. Sus ojos se llenaron de lágrimas y negó. No podía hablar.      —Y-yo, me… me duele el pecho y…     No pudo decir nada más cuando la mujer la interrumpió.     —Pues ya la había registrado con ataque de ansiedad.     Ansiedad.      La palabra resonó en su cabeza, y por algún motivo se sintió irritada. ¿Acaso esa mujer sabía mucho lo que le estaba pasando? ¡Se estaba muriendo! ¿Qué acaso nadie entendía eso? De ahí en adelante ya no se enteró demasiado de lo que pasó. Fue una fortuna que en ese momento de terror no olvidara ninguno de sus datos importantes como su nombre y fecha de nacimiento. Samara hizo alguna especie de trámite y la llevó de un lado a otro para conseguir los papeles necesarios.      Al final, Maika terminó sentada en una de las sillas, esperando a que alguien saliera de los consultorios y le llamara. Se inclinó hacia el frente y comenzó a pasar las manos sobre su cabello. Por su mente pasó la efímera idea de que entre sus dedos se llevaría un gran mechón de cabello que iría a terminar en el suelo.      El tiempo se volvió eterno, sin embargo, la sensación de su propio cabello entre sus dedos pareció calmarla. Podía sentir cada onda de su cabello cuando sus dedos se enterraban entre ellos, siguiendo el largo hasta las puntas, y dejando caer de vez en vez el que se arrancaba de su cráneo.      Samara se sentó a lado de su prima y decidió no interrumpirla. Había tenido que tramitar el seguro para Maika, pues esta era mayor de edad y ya no dependía del seguro de sus padres. Les había llevado un par de horas, pero todo había sido fácil. Maika ya se veía un poco más tranquila, aunque ahora solo se dedicaba a acariciarse el cabello como si jamás lo hubiera tocado o le hubiera puesto atención. Maika estaba tocando fondo, si la expresión de locura en su rostro momentos atrás no significaba algo, bueno, Samara no quería pensar más allá de ello. Confiaba en que todo mejoraría, porque sabía lo terca que podía ser Maika.     Primero Maika fue pasada con una enfermera. Esta le hizo una larga lista de preguntas, y ella, se concentró en responderlas con la mayor precisión posible. Después, tuvo que salir a esperar nuevamente, hasta que el doctor finalmente le llamó. No fue nada del otro mundo. Más preguntas, más observaciones anotadas y esa característica manera de mantener el rostro inexpresivo como si no le interesara en lo más mínimo el paciente.      —Extiende tu mano.     Maika lo hizo. Vio con curiosidad la hoja blanca que el doctor colocó sobre su mano. La hoja se sacudió debido al intenso temblor en su mano del cual no había sido realmente consciente en ningún momento. Maika soltó una risita nerviosa y sintió que pronto comenzaría a llorar nuevamente. Estaba asqueada. Estaba harta. Fastidiada.      —No tienes nada—dijo el doctor con firmeza al tiempo que quitaba la hoja de la mano de su paciente—. La vida es así. Algunos se van, otros se quedan, y no hay nada que podamos hacer. Tú estás viva—Maika miró al doctor a los ojos, viendo esa extraña verdad reflejada en ellos. Estaba viva —, y tú tienes que seguir.     Maika se sintió fuera de la realidad por unos segundos. Seguía doliendo todo lo que le estaba pasando. El dolor era real. No había sentido nada más real en su vida que ese dolor intenso que se clavaba en su pecho. Quería gritar y deshacer el nudo en su garganta, pero simplemente permaneció tan impasible como le era posible. Estaba desperdiciando su vida. Las palabras que le dijo su padre durante una discusión resonaron en su mente. Sí, Maika era una inútil e inservible tal como Ricardo le dijo aquel día, porque jamás le había demostrado otra cosa. Y con lo que le sucedía, era la confirmación a esas palabras.     El doctor le recomendó ir con algún psicólogo y terapia ocupacional. Samara tomó el papel que contenía algunas especificaciones y direcciones de un par de psicólogos, y finalmente, se despidieron del doctor.      Cuando salieron al exterior, Samara pasó un brazo por los hombros de su prima y caminaron hasta quedar cerca del estacionamiento.      —¿Lo ves? No tienes nada—dijo Samara con suavidad—. Estás muy bien, y vas a ver que pronto vas a salir de esto.     Maika no dijo nada. No se había olvidado de que vería a su hermano ahí en el hospital. Lo había esperado con impaciencia, pero él no había aparecido. Su mirada se movía por todo su entorno, con inquietud. Estuvieron ahí un corto tiempo, cuando finalmente vio a Aaron y Diana caminar por la acera en dirección a ellas.     Aaron sonrió levemente cuando estuvieron cerca de Samara y de Maika. No pasó ni un segundo, cuando Maika simplemente dejó caer su peso contra el cuerpo de su hermano y se aferró a él con fuerza.      —¿Qué pasó?     Había enloquecido. Eso fue lo que pasó. Estuvo tentada de decirlo en voz alta, pero realmente no se sentía con ánimos de hablar. Porque no podía decir que ella se apareció y había perdido el control sobre su propio cuerpo. No podía decir que el pánico, el miedo, el terror y la desesperación habían explotado como una granada dentro de su cabeza y casi la orillaban a cometer una locura.     Samara y Diana se mantuvieron apartadas de los dos hermanos, dándoles su espacio. No parecía correcto irrumpir el momento entre ellos. Aaron sostenía a su hermana entre sus brazos mientras murmuraba cosas sobre su oído. Maika no había dejado de temblar y sollozar, mientras apretaba la tela de la camisa de Aaron entre sus dedos, aferrándose a la poca cordura que aún sostenía.      Su vida se había puesto de cabeza. Todo lo que había construido, las barreras de protección que había alzado a lo largo de su vida se habían derrumbado como un castillo de arena. Ella misma se estaba cayendo a pedazos sin esperanzas de poder reconstruirse nuevamente. La poca fuerza de voluntad que seguía manteniendo era gracias a su hermano en ese momento, y a Samara, que hasta entonces había mostrado una paciencia infinita. Estaba casi segura que de haberse quedado en El Toro como le indicaban sus sentimientos, habría terminado peor, quizás completamente deprimida y más al borde del abismo de lo que estaba ahora. De momento, solo le quedaba tomar lo que su familia, ahí y en ese lugar le estaba dando, porque sola no iba a poder. 

Luna es una chica amante de la música... y entonces es en un concierto donde lo ve.... y entonces su vida cambia por completo... Alegría, tristeza, decepción, que más podría sentir? Que mas llegaría a vivir? Que le depara su destino?Capitulo 1 "Y entonces... empezó todo"No se como fue, debió pasar por azar, no tenía mucho de ir a esos conciertos y ver como había chicos que vestían de manera diferente, no era obligatorio pero lucían mucho mejor que si iban vestidos de forma normal. En ese entonces no conocía tanto de esa música ni de esos conciertos, tenia menos de un año asistiendo, pero era lo suficiente para haber reencontrado viejas amistades y conocidos, y hecho nuevas amistades.Lo decidí, me involucre mas y decidí que para el próximo concierto también me vestiría de manera especial, quería mucho involucrarme de lleno a ese estilo de vida, algo fuera de lo normal que me diera aventuras.Jamas podre describir lo difícil que fue ir empezando a adentrarme, ni el trabajo que me llevo buscar mi primer conjunto de ropa, fue todo un lío, había buscado en Internet un conjunto para poder recrearlo, y no encontraba nada donde vivía para poder hacerlo! En ninguna tienda vendían ropa similar (realmente no es así, solo no sabía donde buscar) así que opte por comprar algunas cosas y modificar les; lo recuerdo bien, lo primero que modifique era un saco que le había pertenecido a mi madre, le cambie botones, le puse otros mas, le agregue detalles a los puños, le quite las hombreras...Mis padres me dieron todo su apoyo, también me ayudaron, hoy en día lo siguen haciendo. Y entonces... empece a vestir de esa manera diferente en los conciertos... así empezó todo esto, esta historia, en esos conciertos...Capitulo 2 "¿Quién eres tú?"Como ya se me había hecho costumbre en los eventos, iba vestida, ya no se me dificultaba imitar las vestimentas que buscaba en Internet, y creó cada vez me quedaban mejor , al menos eso sentía ya que muchas personas me daban su apoyo, además que empezaban a ubicarme y seguirme en los eventos, creía que todo era por mi desempeño en los conciertos.Para esto yo me ofrecí de voluntaria, así que llegaba desde antes para acomodar las cosas que se ocupaban, y casi siempre me iba al final de todo, para también ayudar a recoger todo, era algo pesado, agotador, pero me gustaba ya que así podía convivir con los que subían a cantar, no me gustaban todos pero era divertido conocerlos.Pero en esa ocasión paso que, estando en una parte del concierto donde había un tapanco chico para los cantantes no reconocidos, vi a un chico, de donde había salido? seguro era un cantante y solo estaba allí para ver a los nuevos talentos, si, eso debía ser, porque con la calidad de su ropa, no podía ser un espectador más, el tenía que ser algo más...-Hola-me acerque a decirle- quien eres? No te había visto por aquí-Eso es porque tenía mucho de no venir a un evento como este, y se me a pegado la gana el estar hoy aquí, te molesta?-Que? No, no para nada (cielos, que chico tan hostil); no me molesta para nada, pero lo mas seguro es que en el escenario mayor te estén esperando y...-A mi? En el escenario mayor? Ja ja ja... que te has pensado? Yo no soy cantante, yo vengo a ver y disfrutar, y que la gente vea mi vestuario, vengo por que me gustan estos eventos aunque no había asistido a uno en 2 años ya que no tuve oportunidad de venir.-Lo entiendo, la verdad si creí que eras cantante, tu vestuario se ve tan profesional y genial.-Gracias, ahora si me disculpas seguiré viendo y caminando por aquí.Después de que se fue, me di cuenta que no me dijo quien era el, quien es él? Quién eres tú?, solo eso pasaba por mi mente, quería con todas mis fuerzas saber quien era ese chico, y lograría saberlo, de algún modo, logré saberlo... y saber más de el...Capitulo 3 "Él era..."Habían pasado algunos años y ahora yo cantaba, aún no era muy reconocida y sin embargo ya tenia gente al pendiente de mis movimientos, era increíble!Una ocasión, en un evento... Él volvió a aparecer, esta vez me le acerque para invitarlo escucharme, y mi sorpresa fue que el acepto!Caliel, había dejado un tiempo los conciertos, y ahora se veía muy diferente, era como ver a otra persona totalmente diferente, pero aun se veía muy bien, tenía ese algo que me seguía atrayendo y haciendo que le viera guapo.Al acabar el concierto, decidimos salir... Fue como pudimos conocernos y saber mas del otro.El amaba un bien libro y una taza de café, música que no fuera "comercial", amaba el aire, y los deportes extremos, amaba el cocinar y aprender a hacer diferentes platillos, tenia pocas amistades pero les defendía si estaba a su alcance. El mismo se llamaba un lobo solitario.Y a decir verdad me dio vergüenza saber como era realmente, puesto que yo lo había imaginado la primera vez que le conocí tan diferente, creía que era egocéntrico, presumido, don Juan, y podría seguir una lista de cosas malas, todas incorrectas a como el era realmente.-Salgamos nuevamente, que dices Luna?-Me agrada la idea Caliel, tú di cuando y yo voy.-El próximo sábado, vayamos a ver una peli juntos.-A las 4?-A las 4, te veré en el parque de las estatuas.-Claro, hasta el sábado....Después que el se fuera, me di cuenta de algo... Tenia una cita con Caliel...Capitulo 4 "Nuestra primer cita"Llego el día... Llego la hora, había decidido por llevar un pantalón, unos tenis, una playera... Pero cambie un poco mi idea.No me dijo todo el plan pero me cambio las cosas en la noche antes de vernos, asi que decidí unas botas con tacón pequeño, una blusa, pantalón deshilachado y una chamarra que me había hecho.Al otro día justo cuando iba a nuestro punto de encuentro, empezó a llover. Fue un aguacero terrible, estuve atorada en el tránsito por 1 hora aproximadamente. Fue horrible, sabía de su poca paciencia y creí que para cuando llegará al punto de encuentro, el ya no estaría.Pero no fue asi, y entonces lo que me sorprendió ver fue que el lucia muy distinto con ropa "normal" un estilo tan diferente al que estaba acostumbrada a verlo, pero no tan normal porque era él...-Llegas tarde Luna, no acostumbro esperar mas de 10 minutos.-Perdón Caliel, el agua me retraso todo este tiempo.-Las excusas son pretextos baratos, mejor vamos, con esta hora perdida no podre hacer todo lo que tenia planeado para ti.Y dicho esto tomó mi mano y empezamos a caminar... Fue en ese día que pude conocerlo fuera de los conciertos. Y siendo honesta, me gusto mucho más.Fuimos a un parque, comimos lo que el había cocinado (porque siendo honestos, el era un gran cocinero) y jugueteamos, decíamos bromas y chistes, nos hicimos cosquillas, me cargo para darme vueltas y caímos juntos en el pasto. Una tarde excepcional, y que pedía no tuviera fin.Pero al caer la noche debía volver a mi casa, a mis 19 años no podía darme el lujo de no regresar solo por estar divirtiéndome tanto, asi que el me acompaño a la parada del bus, camino a la parada paso algo mas que pedía no fuera un sueño... Los labios de Caliel eran tibios, suaves, y com un dulce sabor. El se había inclinado para despedirse y al hacerlo me dio un suave beso que me dejó sin habla... Entonces el me dijo que saldríamos nuevamente... Caliel y yo tendríamos otra cita.

-Estoy aquí porque los soldados me mandaron lejos, a una ruta olvidada para que les encontrará la fortuna. El cofre que buscaís, lleno de oro y diamantes. Señor.-le dijé al inombrable. -¿Me traicionásteis? ¿Qué condiciones se diéron para que pasará eso? -La casa parecía despierta y todos ellos... sus sombras parecían monstruos. Se oían los gritos y gruñidos, donde me mandaron, eso era un infierno. Luego me despertaron de la simulación. -¿Te durmieron? -Me pregunto, a gritos el señor. Asentí con la cabeza -¡Eres una soldado! Continua porque si no acabarás en las mazmorras. Té durmieron como a cualquiera. Sabía que había fallado, pero la emboscada había sido de grandes dimensiones. Yo les mentí y les dije que haría lo que quisieran por eso me torturaron mentalmente. Ahora después de robar una moto en una oportunidad de infinitas posibilidades, me escapé. -Déjeme explicar... me senté en una cama sola y lloré hasta la noche al saber que me ejecutarían, intenté guardar los secretos pero en esos momentos ellos controlaban mi mente. Pero despúes tuve una oportunidad y vine hasta aquí para explicarle la situación. En esos momentos sentía que era más grande que mi cuerpo, más frío que la casa, más cruel que los demonios y más grande que mis huesos. -Estuve despierta caminando por horas y salté al ataque en el silencio. Como no podía soportar haber pasado y sido atrapada giré los espejos. -Eso la honra, por eso...-le corté-Déjeme acabar. Cuando estuve allí estaba muy bien relacionada con ellos por eso me hiciéron escribir para ellos para que mis secretos no muriéran conmigo. -Entonces será capitana y nos contará hasta el último detalle. 

Una vez terminado el recorrido, Sirdeyu se desvaneció en el aire explicando que tenía papeleo por hacer. Tal como dijo ella, se me asignó un vehículo para poder moverme por la ciudad, lo cual decidí hacer esperando familiarizarme con los alrededores. Me dirigí a la cochera que Siry había mencionado antes, al llegar me di cuenta de lo movida que era la vida en ese trabajo, al igual que en la sala de computadoras que visitamos, la gente caminaba de un lado a otro con determinación.Antes de irse, Siry me había dejado un manojo de llaves, todas etiquetadas, una era para mí estación, otra para unos casilleros a los que me apuntó para ir por mi uniforme mañana, otra para la lavandería, para el elevador, etc. Entre todas se encontraba una llave etiquetada con el numero ''0335''. Busqué a mi alrededor, pero los vehículos no parecían tener lugar para meter una llave, de hecho, se veían totalmente diferentes de los de Hito. No me quedó más opción que acudir a otra persona por ayuda, pero sería difícil poder distraerlos de su ajetreado día. Pasaron al menos 20 minutos en los que intenté llamar la atención de varias personas, pero al parecer pedir ayuda en un lunes a las 2:30 de la tarde es muy mala idea en este lugar. Cuando estaba a punto de rendirme y regresar a mi estación a lo lejos, una pequeña luz azul se divisaba por encima de la multitud, acercándose a mí.Con la esperanza de que se detuviera, alcé mi mano a la altura por la que volaba la pequeña luz, que ya un poco más cerca me di cuenta de que era una flama azul, haciendo que por accidente chocara y cayera sobre mi cabeza.—Oh, lo siento... ¿Te encuentras bien? No fue mi intención lastimarte—tomé a la pequeña flama entre mis manos, esperando no quemarme—. Solo necesito direcciones en cómo manejar estos extraños vehículos—al contrario de lo que pensé hace un momento, su flama era bastante fría.Cuando se le había pasado la confusión debido al choque, saltó de mis manos para quedar flotando en el aire. Su flama se fue haciendo más grande hasta revelar su forma humanoide, un chico de piel pálida como la de Siry, ojos completamente negros y cabello azul en llamas. No parecía trabajar aquí, dado que vestía un camisón blanco y no tenía zapatos.—Tú debes ser la chica nueva—me sonrió—. Si no lo fueras, hubieras sabido que no debes detener a un Bluecap en un encargo—suspiró, señalando un sobre en su mano—. Bueno, en cualquier caso, déjame presentarme... Mi nombre es Rimini, soy encargado de los encargos, por muy redundante que suene.—Yo soy Anastasia, otra vez, lamento haberte detenido...—le enseñé el manojo de llaves—. Pero de verdad necesito ayuda con esto, al menos hasta que aprenda a hacerlo por mí misma.Me miro indeciso al principio, pero luego de unos momentos, volvió a sonreír.—De acuerdo, te enseñaré a conducir... Pero con la condición de que me dejes conducir primero—su sonrisa y expresión juguetona me hacía pensar que por alguna razón no lo dejaban conducir, pero también podría ser el hecho de que disfruta de hacerlo, de cualquier modo, tenía que aceptar si es que quería explorar la ciudad. —Está bien, solo... enséñame—le pasé las llaves y las tomó emocionado—. No hagas que me arrepienta de habértelas dado.—No te preocupes, arrepentimiento es lo último que vas a sentir...—ni siquiera habíamos entrado al auto y ya estaba temiendo por mi vida. Rimini tomó mi mano y me arrastró al área de los vehículos, deteniéndose junto a un auto blanco con el numero ''0335'' pintado en color rojo en la puerta del piloto—. Bien, ahora usaremos tu mano para abrir la puerta...—acercó mi mano a la ventana, pero no pasó nada.—Uhm... ¿Debería estar sucediendo algo? —dije mirándolo confundida por un momento, hasta que llevó mi mano cerca de su cara para revisarla.— ¿Hace cuánto llegaste? —preguntó sin dejar de ver mi mano. Le expliqué que había llegado esa mañana—. ¡Todo tiene sentido ahora! —exclamó—. Necesitas ir con Yava—acto seguido se volvió a convertir en flama, pero ahora podía oír su voz, como un leve eco—. Sígueme, te guiaré a su oficina.Luego de un rato de seguir a Rimini por varios pasillos, llegamos frente a una puerta con el nombre ''Yava, I.A.''. Rimini, volviendo a su forma anterior, sonrió mientras tocaba la puerta, la cual se abrió por si sola momentos después. El chico entró como si la situación fuera la más normal del mundo, tomando mi mano de nuevo para obligarme a entrar, fui arrastrada hasta una habitación totalmente negra con un fondo de un cielo estrellado y en el suelo, justo en el centro, estaba una pequeña esfera irradiando una tenue luz.— ¿Que se supone que hacemos aquí? —lo miré confundida.—Salúdalo—dijo como si fuera obvio.— ¿Saludar a quién? No hay nadie aquí—Rimini rodó los ojos, y de brazos cruzados, con la cabeza apuntó a la esfera—. De acuerdo...—suspiré—. ¿Hola... Yava? —la esfera se iluminó aún más, dejando ver un holograma que formaba una figura humanoide transparente sin facciones, lo único que destacaba de Yava era el hecho de que no tenía ojos y que era el doble de mi altura.—Hola, AK1. Dime, ¿cómo puedo ayudarte hoy? —me quedé sorprendida de que supiera mi nombre.— ¿Como es que sabes quién soy? —me acerqué más al holograma.—El general me informó de tu llegada. Además de que te he escaneado cuando entraste a la habitación. Nombre: Anastasia Marie Karev. Humana. Hija primogénita de Richard y Grace Karev. Tipo de sangre: ABR+ y no tienes ninguna enfermedad conocida hasta el momento—sacudí la cabeza ante el shock—. ¿Algo más que quieras saber?—Yava, Ana viene para obtener su pase, lo necesitamos para poder usar un auto—se acercó Rimini—. ¿Podrías dárselo?Yava lo examinó un segundo y contestó con su voz levemente robótica—Rimini Young, no estas autorizado para usar los vehículos oficiales—la habitación se volvió roja—. Acceso denegado.—Uhm... ¿Que hay sobre mí? ¿Tengo acceso a los vehículos? —me coloqué frente a Rimini. Yava me miró fijamente, la habitación volvió a su fondo negro de estrellas y asintió.—AK1, acceso concedido. Favor de extender tu brazo—obedecí. Del suelo salió un tentáculo metálico con una aguja en la punta—. Esto podría causar incomodidad al inicio, puedes reportar cualquier problema a la enfermería central—segundos después sentí un piquete en el antebrazo derecho, la aguja se había insertado en una de mis venas—. Has sido proveída con un microchip, ese es tu pase de acceso. Con el podrás usar los vehículos y acceder a las salas correspondientes a tu nivel de autorización.—De acuerdo... Gracias, Yava—toqué el lugar donde había sido inyectada, cuando de repente una pantalla apareció siendo proyectada de mi mano—. ¿Qué es eso?—Es tu comunicador, lamento no haberte informado antes—Yava se acercó y toco la pantalla que seguía en mi mano, mostrándome un menú—. Es como una computadora, aquí recibirás noticias, avisos, mensajes y demás cosas por parte del general y otros miembros de la fuerza.—Te daré mi código para que puedas llamarme cuando necesites—Rimini tocó la pantalla, registrando un número con el cual hizo aparecer una foto suya—. Listo... Ahora nos podemos ir—susurró levemente, supongo que no quería que Yava lo escuchase.—Bien... Eh, gracias de nuevo, Yava—toqué el chip otra vez, logrando apagar la pantalla.—De nada, ha sido un placer asistirla—hizo una reverencia—. Si ha quedado satisfecha con la asistencia, despídase para apagarme.—Adiós, Yava...—el holograma volvió a la esfera, dejando la habitación en oscuridad de nuevo. Salimos de ahí para poder volver a la cochera y continuar con nuestra aventura.

Después de graduarse de la academia de policía, Mesac se encuentra con su primer caso junto con el detective Díaz. A pesar de lo emocionante de la situación Mesac no podría estar más incómodo. Díaz es el hombre perfecto para él. Guapo, varonil y grande, pero heterosexual y más peor, lo odia. Bruno tuvo que sufrir la muerte de su esposa, quedando solo con su hija a la que no sabe cuidar. Luego esta su situación con el novato, Mesac se le hace atractivo y despierta deseo en él. Pero quizás es solo el contexto de la misión que tienen que cumplir.En uno de los suburbios más prestigiosos se la ciudad, las amas de casa distribuyen drogas. Así es como Mesac debe vestirse de mujer y con Bruno y la pequeña Susi, aparentar ser una familia feliz.

-Estoy aquí porque los soldados me mandaron lejos, a una ruta olvidada para que les encontrará la fortuna. El cofre que buscaís, lleno de oro y diamantes. Señor.-le dijé al inombrable. -¿Me traicionásteis? ¿Qué condiciones se diéron para que pasará eso? -La casa parecía despierta y todos ellos... sus sombras parecían monstruos. Se oían los gritos y gruñidos, donde me mandaron, eso era un infierno. Luego me despertaron de la simulación. -¿Te durmieron? -Me pregunto, a gritos el señor. Asentí con la cabeza -¡Eres una soldado! Continua porque si no acabarás en las mazmorras. Té durmieron como a cualquiera. Sabía que había fallado, pero la emboscada había sido de grandes dimensiones. Yo les mentí y les dije que haría lo que quisieran por eso me torturaron mentalmente. Ahora después de robar una moto en una oportunidad de infinitas posibilidades, me escapé. -Déjeme explicar... me senté en una cama sola y lloré hasta la noche al saber que me ejecutarían, intenté guardar los secretos pero en esos momentos ellos controlaban mi mente. Pero despúes tuve una oportunidad y vine hasta aquí para explicarle la situación. En esos momentos sentía que era más grande que mi cuerpo, más frío que la casa, más cruel que los demonios y más grande que mis huesos. -Estuve despierta caminando por horas y salté al ataque en el silencio. Como no podía soportar haber pasado y sido atrapada giré los espejos. -Eso la honra, por eso...-le corté-Déjeme acabar. Cuando estuve allí estaba muy bien relacionada con ellos por eso me hiciéron escribir para ellos para que mis secretos no muriéran conmigo. -Entonces será capitana y nos contará hasta el último detalle. 

Después de graduarse de la academia de policía, Mesac se encuentra con su primer caso junto con el detective Díaz. A pesar de lo emocionante de la situación Mesac no podría estar más incómodo. Díaz es el hombre perfecto para él. Guapo, varonil y grande, pero heterosexual y más peor, lo odia. Bruno tuvo que sufrir la muerte de su esposa, quedando solo con su hija a la que no sabe cuidar. Luego esta su situación con el novato, Mesac se le hace atractivo y despierta deseo en él. Pero quizás es solo el contexto de la misión que tienen que cumplir.En uno de los suburbios más prestigiosos se la ciudad, las amas de casa distribuyen drogas. Así es como Mesac debe vestirse de mujer y con Bruno y la pequeña Susi, aparentar ser una familia feliz.

Desde pequeña empecé a odiar. Odiaba por todo. Odiaba a todos.Comencé con mi padre: lo odié porque en las tres cirugías que me programaron no se preocupó por mi, porque no le importó cuando tuve que ir a rehabilitación o las veces en que tenía que hacerme muchos análisis, lo odie por abandonarme.Seguí con ese doctor, no recuerdo su nombre, ni siquiera recuerdo su rostro, pero lo odié y lo culpe por varios años por la muerte de mi abuela. Pero no fue su culpa y en el fondo lo sabía pero necesitaba a alguien a quien culpar; murió camino al hospital, aun lo recuerdo, yo sostenía su mano cuando exhaló su último suspiro, tenía cinco años, ese fue uno de los peores días de mi vida.Seguí alimentando el odio con mis compañeros de escuela, fue difícil para mi hacer amigos y cuando lo intentaba siempre recibía rechazos. No solamente recibía un "NO" por respuesta cada vez que lo intentaba, sino también burlas e insultos, y uno a uno quedaron grabados en mi mente.Odie a ese tipo que intentó abusar de mí, no fue una ni dos veces, sino cinco o tal vez más, siempre ocurría algo que impedía que lo consumara. Odie a las personas a mi alrededor por no ayudarme, nadie me hizo caso, nadie me prestó atención.Odie a mi familia por excluirme, por rechazarme, por burlarse tantas veces de mí.Poco a poco alimentaba ese odio con rencor, hasta que no pude más, hasta que me cansé de eso. Así me hice amante del odio. Para mí vengarme de esas personas era lo que me mantenía con vida, era el propósito que tenía, ver sufrir a cada uno de ellos.Pero decidí crecer, decidí deslindar me de eso, de ellos, decidí dejar todo eso, no por ellos, sino por mí, porque al perdonarlos a ellos me liberaba a mi y estaba en paz conmigo misma. Incluso me perdoné a mí por atormentarme con el pasado; y es mejor así, es mejor para mí. - MarHern🔩

En un bosque, vivía una hormiga la cual era muy mala; un día iba pasando cerca de un árbol y una rama le cayó encima, por ahí pasaba también una abeja a la que la hormiga había tratado mal en muchas ocasiones; la hormiga le pidió ayuda. La abeja sin dudarlo le ayudó a salir de debajo de la rama y desde ese día la hormiga ya no fue mala.Moraleja: aunque alguien sea mala persona siempre se le debe brindar ayuda.1994-- L E H E G O --

Te siento ausente en el incendio de mis caderas,muerdes mis labios pero no mi alma,siento distante tu baile entre mis piernas,arañas mi piel pero no conoces mi esencia.Recorres sus sueños mientas supones arreglarel desastre que soy y evocas su recuerdo al acariciarmi espalda, buscas su aliento besando mi cuelloy esperas su aroma todavía en la sabana.Creímos que el fuego se apaga con una nueva llamaradapero hay incendios que nunca se convierten en cenizaporque son brisa, aire que se respira porque son vida.

Me preguntan si amo el arte, y el arte soy yo; pues como no he de amarlo si es lo que me conforma.De las ventanas del alma salen las gotas que pintan mi piel; las lágrimas que bajan por mi cuerpo, que sofocan mi alma, y ​​me llenan de deseo; esas gotas tibias bajan por mi cuerpo y dibujan en un siseo las olas del mar.En mí esta el agua, en mí esta la arena, en mí esta el verde de la selva; yo soy la naturaleza, yo soy el arte; y soy la presa.Yo soy arte; en mí resplandece el alba. Yo soy arte; soy la naturaleza, soy el aire, y soy la presa. En un va y ven el agua me lleva, y me hago una con la selva.Me preguntan si amo el arte, y el arte soy yo; pues como no he de amarlo si es lo que me conforma.Soy uno con el arte, y el arte es uno conmigo. Somos viento y somos agua, somos brisa y somos alma.

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